Evitar estar sentado o de pie durante largos períodos de tiempo, moviendo las piernas (caminando) tranquilamente siempre que sea posible.
Si fuera necesario pasar largos períodos de tiempo sentado (por motivos laborales o circunstancias de la vida diaria), flexionar las rodillas y los tobillos con frecuencia levantándose a caminar siempre que sea posible.
Realizar ejercicios como bicicleta, caminar o natación.
Elevar las piernas unos centímetros al finalizar el día (o en momentos de congestión venosa) para evitar la tumefacción y las molestias.
Vendajes compresivos, supervisados por profesionales, que favorecen el retorno venoso.